Debo admitir que fue un viaje poco agradable en los que mi vida desapareció de mis manos en bastantes ocasiones, sentí el alma caer del hilo que la sostenía y mi corazón quedó tan roto que parecía polvo. Me alejé de todo y lloré, por el, por mi, quizás mas por mi que por otra cosa; es que no lograba comprender como pude haberme alejado tanto de mi, no supe en que punto perdí el piso, quizás en ese tiempo todo lo malo de as situaciones me alcanzaba, fue tanto en tan poco tiempo, me enfrenté a los demonios que había puesto en diferentes cajones, fue un viaje tan largo que a pesar de rendirme tantas veces no lograba morir, era una batalla sin fin contra mi, mis fuerzas se agotaban y mi corazón parecía quedar en agonía eterna; fue que en medio de esa batalla descubrí que no era tan frágil como creía, tenia mucho aguante y comencé a levantarme, a paso lento pero finalmente a mi ritmo; acepté ayuda, supe que a pesar de que en mí estaba la capacidad de levantarme sola había personas que podían hacer que mi batalla fuera mas rápida.
Cada día era una lucha, pero a diferencia del principio yo sabía que iba de gane, que cada golpe me acercaba mas al deseado final, mis peleas ahora eran por convicción, por decisión; me resultaban emocionantes porque poco a poco me recuperaba a mi misma y fue en medio de esa lucha cuando él reapareció en mi vida, aún con mis heridas me ayudó, no peleando mis batallas sino dándome a entender que la felicidad no pide permiso para entrar, que llega sin importar el tiempo. Llegó para darme aliento, pero no el mismo aliento que los demás, él llegó a llenarme de luz, a demostrarme que puedo y tengo que seguir, llegó para quedarse hasta el final.
La verdad es que me enamoré, quizás muy rápido, pero mis métodos para enamorarme no funcionaron nada absolutamente, así me enamoré como nunca antes y me entregué desde el inicio y lo estoy disfrutando, no por revancha, no por venganza o por buscar cubrir un lugar en mi vida. Me enamoré porque fue la única alternativa al verlo en mi vida, me enamoré.
Estoy feliz, no porque en el haya apoyado mi completo ser, soy feliz porque puedo y estoy con el porque estoy enamorada.
Cada día era una lucha, pero a diferencia del principio yo sabía que iba de gane, que cada golpe me acercaba mas al deseado final, mis peleas ahora eran por convicción, por decisión; me resultaban emocionantes porque poco a poco me recuperaba a mi misma y fue en medio de esa lucha cuando él reapareció en mi vida, aún con mis heridas me ayudó, no peleando mis batallas sino dándome a entender que la felicidad no pide permiso para entrar, que llega sin importar el tiempo. Llegó para darme aliento, pero no el mismo aliento que los demás, él llegó a llenarme de luz, a demostrarme que puedo y tengo que seguir, llegó para quedarse hasta el final.
La verdad es que me enamoré, quizás muy rápido, pero mis métodos para enamorarme no funcionaron nada absolutamente, así me enamoré como nunca antes y me entregué desde el inicio y lo estoy disfrutando, no por revancha, no por venganza o por buscar cubrir un lugar en mi vida. Me enamoré porque fue la única alternativa al verlo en mi vida, me enamoré.
Estoy feliz, no porque en el haya apoyado mi completo ser, soy feliz porque puedo y estoy con el porque estoy enamorada.